Si se pone en práctica la reforma laboral exigida por la derecha política y económica, las trabajadoras y los trabajadores podrán ser despedidos de forma más fácil y barata para el empresario, podrán ver modificadas por decisión empresarial sus condiciones de trabajo (horario, lugar, funciones…), verán su capacidad de negociación colectiva reducida radicalmente... Estas medidas suponen el mayor ataque a nuestros derechos en las últimas tres décadas.
La reforma laboral no es la última concesión que va a hacer el Gobierno. Se preparan nuevas medidas de ajuste, el copago en sanidad, la reducción del gasto en educación, la reducción de las pensiones… son anuncios que se convertirán en una realidad que marcará nuestro futuro si no nos movilizamos ahora. Perderemos derechos que han costado años y años de luchas.
El gobierno ha reducido radicalmente la inversión pública, ha cedido a las reivindicaciones del poder financiero, cuya prioridad no es crear empleo sino garantizar el aumento de los beneficios de las grandes empresas.
Las entidades financieras han atacado la economía española imponiendo a nuestro país la política económica neoliberal, por encima de la voluntad de nuestro pueblo. Somos nosotras y nosotros, la gente que trabaja, quienes tenemos que elegir cómo salimos de la crisis.
Porque la crisis no ha afectado a todas las personas por igual. Mientras millones de personas han perdido sus empleos y cientos de miles sus viviendas, los bancos han ganado 32.000 millones de euros [dato AEB] entre 2008 y 2009.
El Gobierno tampoco nos ha tratado a todas y todos por igual. Recorta el gasto en educación y sanidad, congela las pensiones, reduce los salarios de los empleados públicos, racanea las ayudas a las familias sin trabajo ni recursos...; sin embargo ha concedido ayudas a los bancos por mas de 50.000 millones de euros en 2008.
Es el momento de pararles, de decir no al paro, la precariedad, el deterioro de los servicios públicos, la congelación de las pensiones.
El 29 de septiembre vamos a dar la vuelta a las cosas. En las anteriores huelgas generales, las trabajadoras y los trabajadores hemos conseguido parar las políticas de derechas. Ahora también vamos a cambiar la situación: para que la crisis la dejemos de pagar la gente que trabaja y empiece a pagarla la gente que especula, para poner la economía al servicio de la mayoría social y no al servicio de una minoría privilegiada, para que la prioridad sea el empleo y los derechos sociales y no el beneficio de la banca.
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